Todas las tardes voy al gimnasio, sí. Hace un año volviendo a casa me dieron un pelotazo en la cabeza, me giré y morí. Allí estaba mi ángel tendiéndome la mano, estaba en el cielo. Desde entonces lo he visto con frecuencia, una frecuencia que va en aumento, llegando al punto de verlo a diario.
¿Qué me está pasando que sufro alucinaciones? ¿Estoy muerta? ¿En coma? ¿Inconsciente?
Todo me ha pasado muy rápido como si fuese ayer y cada vez que veo a mi ángel vuelvo a morir. Lo veo cuando salgo a cenar, al cine, con amigos, en casa,... Es todo como un sueño del que no quieres despertar. Y cuando no lo veo, incluso sueño con él.
En todos mis sueños aparece él. Mi ángel. Sueño despertar cada mañana a su lado, compartir mis días con él, compartir mis éxitos, compartir sus éxitos, viajar alrededor del mundo de su mano, sueño ir andando hacía él, vestida de blanco por el pasillo de la iglesia, y ahí está él mirándome como si no existiese nada más en el mundo y yo le respondo con mi mirada. Soy la persona más feliz del mundo, o sea lo que sea en donde me encuentro.
Sueño con que llegue el día en que los dos nos convertimos en uno, un@ que sea una mezcla de los dos, tenerlo entre brazos y soñar con la perfección.
Me veo paseando de la mano junto a mi ángel, por la orilla de la playa, con la cara arrugada por el paso del tiempo y de las sonrisas de felicidad a lo largo de toda la vida.
No, no estoy muerta, estoy enamorada. Enamorada de un ángel, que si lloro me tiende la mano, que me apoya, comparte mi felicidad así como mi tristeza, me aguanta cuando no me aguanto ni yo misma. Hace que mi mundo a su lado, sea entre las nubes, no todo es fácil en esta vida pero cuando estoy a su lado se me olvida el sufrimiento.
Los ángeles existen, no lo dudo, no lo dudes, yo tengo el mío que vela por mi cada día, que no se separa de mi lado esté o no presente.
Mi amor, mi ángel, mi vida, Alejandro, Alex.
No, no es un sueño, toco tierra firme y sé que es la vida misma, no estoy soñando y poco a poco todo va ocurriendo y llegará el día en que seremos viejos y andaremos como en verano por la orilla del mar de la mano y queriéndote más que el primer día.
El día en que me besaste, nací yo.
Y muero de amor cada día al verlo, al oírle hablar o al leer tan solo un mensaje de él.
Te quiero.
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